Vamos a suponer que tenemos una maceta con un rosal que nos gusta mucho. La cortamos con tijeritas especiales y la abonamos con cuidado. Asumimos que esta flor, por el simple hecho de que es nuestra, está viva y nos gusta entonces es buena.
Pero un día encontramos un brote de hojitas verdes al lado del rosal. Estas hojitas no se parecen a las del rosal y nosotros no las pusimos ahí. ¿Qué hacemos? Las arrancamos con fuerza y las lanzamos a la basura pues es plaga. ¡Es una planta mala!
Básicamente las dos plantas son lo mismo, pero nosotros etiquetamos a una como la buena y la otra como la mal, sin embargo ambas plantas lo único que hacen es sobrevivir y toman el recurso que tienen para alimentarse y crecer. No hay bondad o maldad de por medio.
Días después vemos que alrededor de todo del rosal hay más hojitas verdes. En ese momento vamos por una pala y con cierta violencia comenzamos a extraer a esta plaga sin darnos cuenta que estamos dañando la raíz del rosal.
En Estados Unidos y Europa está ocurriendo algo similar. Está llegando gente de fuera que no son como ellos y por lo tanto asumen que es gente mala.
Todas las personas tienen derecho a regular sus leyes migratorias para evitar que entren otros a su "maceta", pero ciertas leyes mal aplicadas y los actos de xenofobia que están ocurriendo están dañando sus raíces sin que se den cuenta.
29 de Junio, 2010