domingo, enero 15, 2012

El odio como negocio

El odio es un buen negocio
No podemos generalizar, pero es una constante.

En lo individual, la gente de la calle, de cualquier país, está enojada con los demás. Lo vemos mientras conducimos, en el supermercado, en la fila del cine. Nos tratamos con dureza.
Disfrutamos leer sobre las desgracias de los famosos.

En lo general, los habitantes de los países occidentales odian a los migrantes del tercer mundo.
Los israelíes odian a los palestinos. Éstos a su vez odian a los israelíes.

Muchos venezolanos odian al presidente Chávez y en México se leen frases de odio contra Calderón
El pobre odia al rico. El de izquierda odia al de derecha.

Un ejemplo de odio extremo lo vimos en video, cuando un grupo de insurgentes libios sodomizaron a Gadafi al momento de su captura.

La mafia somalí lucra con la ayuda exterior a costa del sufrimiento de sus compatriotas a los cuales desprecia.
Comenzamos a ver casos en que bandas criminales en Latinoamérica disparan contra civiles.

Convertir este odio en negocio es la especialidad de los gobiernos del mundo

Francia armó a los insurgentes libios que odiaban a Gadaffi y junto con Inglaterra, "renegoció" los contratos petroleros. Las armas no fueron un regalo.

Saddam Hussein odiaba a los kurdos y a los chiitas los mantenía en un nivel más bajo (como ocurre en gran parte de Medio Oriente).
Estados Unidos "liberó" al país, le cobró la reconstrucción de los destrozos hechos por él mismo, se quedó a "administrar" su petróleo (ahí sigue Halliburton y 160 mil "asesores) y retiró a sus tropas dejando un caos social (hace 3 días 50 chiitas murieron en un atentado, como resultado del "nuevo orden").

Por décadas, el trabajo de la CIA fue organizar y armar grupos locales (Centroamérica, Africa Central, sureste de Asia), para atacar al odiado grupo gobernante. Claro. Las armas y suministros "made in USA" no eran gratis.

Uno de los pocos ingresos de Corea del Norte, país que odia a todos, es la venta de armamento sofisticado.

Estados Unidos, el país que lucha por la democracia, estabilidad y paz mundial, es el primer productor y exportador de armas del mundo ¿Hay alguna lógica en esto?

En 1979 la nueva revolución iraní expulsó a Estados Unidos del país (secuestrando y quemando la embajada).
Seis años después, Estados Unidos vendió armas a Irán (¡su enemigo!) en una operación "secreta" para con ese dinero poder financiar y armar a un grupo opositor nicaragüense y quitar al gobierno sandinista que odiaban en aquel entonces.
Armas por todos lados…. y odio también.

Ni que decir que 25 años antes alguien se atrevió a tratar de nacionalizar el petróleo iraní y los Estados Unidos, junto con Inglaterra salieron al rescate del sufrido pueblo persa para ponerles un bondadoso presidente siempre vestido a la moda occidental.
Salió Mosadeqq, entró Pahlavi y llenó de dicha a la población. Ah! Y el petróleo siguió fluyendo a occidente.

Poco tiempo después, las armas hechas en Estados Unidos que le vendieron a la población liberada les sirvieron para combatir al vecino Saddam, que los agredía con armas hechas en… ¡adivinen donde!

En cada revolución social, levantamiento armado, invasión, limpieza étnica, ataque preventivo, asalto a casa o comercio, secuestro o asesinato en la calle hay una constante: Las armas.

Ya sea un avión, tanque, misil, RPG, AK47, rifle o una pistola calibre 22. Todas están hechas para matarnos entre nosotros.

Llegan para su venta toneladas de armas a México, Irak, Venezuela, Somalia, Estados Unidos, Siria o Perú y no necesitan promoción ¡Ya nos odiamos!

La industria de los videojuegos enseña a nuestros niños y jóvenes a matar con armas virtuales a enemigos virtuales.
Parece que apuntar y disparar es divertido.

Los ciudadanos del mundo somos los títeres y carne de cañón de los gobiernos e industria armamentista de todo el mundo. Y en lugar de darnos cuenta de eso, nos odiamos más entre nosotros.

Bueno, ahí hay un negocio.