sábado, septiembre 07, 2013

Killing them softly

Esa obsesión que tiene occidente de “democratizar” oriente medio y el norte de África no ha funcionado antes y no funcionará ahora.
Todos estos teatros justicieros que llevan a invadir países (que ocultan las verdaderas causas de la invasión en turno) siempre terminan mal para la población civil a largo plazo.

Aquí cuatro ejemplos actuales:

Irak
La historia la conocemos todos.
Saddam Hussein, a pesar de haber llevado a su país a dos guerras (una contra Irán y otra al invadir Kuwait), mantuvo siempre la paz dentro de Irak.

Al igual que los turcos, nunca trató bien al pueblo kurdo (asentado al norte de Irak), pero el país estaba fuera de conflictos internos.

Después de cerrarle la llave al suministro petrolero a occidente un par de veces, George Bush decidió que Estados Unidos debía controlar el petróleo iraquí.
Se inventó un reporte de “inteligencia” en donde afirmaba que Saddam poseía armas de destrucción masiva y una supuesta historia de ataques con armas químicas a la población kurda (¿suena conocido?).

Este teatro lo había preparado años antes George Bush padre, al invadir el norte del país con la operación “Tormenta del Desierto”.

Al preparar su ataque, George Bush hijo dividió la opinión internacional y semanas después, sin el permiso de la ONU, Estados Unidos invadió Irak (cualquier parecido con la actualidad no es mera coincidencia) y tomó el control de la industria petrolera nacional poniendo a la empresa Halliburton a administrar el petróleo iraquí.

Esta empresa con base en Houston tenía en su nómina como consejero delegado a Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos en la administración de Bush.
Halliburton ha obtenido además más de 16,000 millones de dólares (contabilizados hasta 2006) en contratos para “reconstruir” Irak. Más descaro, imposible.

Estados Unidos está, literalmente, robando los recursos, disfrazándolos de “costos de reconstrucción”.

Por cierto, Halliburton fue la principal proveedora de equipo al ejército estadounidense durante la guerra de Vietnam

En la misma camarilla de rufianes, estaba Donald Rumsfeld, Secretario de Defensa de Bush, el cual, sale también beneficiado con la reconstrucción del país, al ser accionista de la misma empresa.

Tal y como dijo el personaje de Brad Pitt en su película “Killing them softly”: “Estados Unidos no es un país, es un negocio”.

Hasta el día de hoy, Estados Unidos tiene asegurado el suministro de petróleo iraquí y además, goza de jugosos contratos en la región mientras  el país vive una inestabilidad social difícil de controlar.

Afganistán
La historia es corta: Después de armar a Osama Bin Laden para que luchara contra los soviéticos que habían invadido el país en 1979, los Talibanes tomaron el poder (con ayuda de Estados Unidos), llevando a un país pro occidental y próspero a la edad media. Así de simple.

Libia
Muamar Gaddafi, antiguo enemigo de occidente, hizo las paces con los ingleses al pagar a los familiares de las víctimas de un avión que derribó en Escocia muchos años antes y se dedicó a exportar su petróleo a Europa sin dar más problemas.

Se integró al comercio internacional y hasta uno de sus hijos tenía un equipo de fútbol en Europa.

Hizo que los jefes de los principales clanes del norte de África, siempre en pugna, firmaran la paz, estabilizó la economía libia logrando que fuera el país más estable del norte de África.
Los libios tenían empleo, educación y acceso a todo tipo de productos occidentales que obtenían a buenos precios, pues la inflación en Libia era de las más bajas del continente.

¿Cuándo terminó todo esto? Cuando occidente decidió armar y “apoyar” a los opositores a Gaddafi (a cambio de negociar nuevos contratos petroleros cuando aún el presidente no había sido capturado).

Occidente localizó a Gaddafi y un submarino inglés lanzó misiles contra su búnker.
La turba linchó al líder libio y el júbilo mundial por la caída del “dictador” no se hizo esperar.

Casi dos años después, el norte de África ha pagado un alto precio por esta “liberación”, pues grupos terroristas equipados con las armas del antiguo arsenal libio están sembrando el terror secuestrando y matando civiles en Argelia o Mali.
Esta plaga se ha expandido hasta Somalia, en donde el grupo Al Shabaab, que ha absorbido la ideología de Al Qaeda, se ha fortalecido en lo económico y territorial.

Los clanes del norte de África entraron en pugna nuevamente (a falta de un líder único) y la paz en Libia se esfumó igual de rápido que el apoyo occidental para ordenar el caos que causaron con su “ayuda”.

Egipto
Hasta antes de la “Primavera Árabe”, Egipto no había sido gobernado en toda su historia por ningún presidente de elección popular.
Al ser siempre gobernados por un faraón, rey o presidente militar, los egipcios no conocen otra forma de gobierno y siempre les funcionó bien.

Cuando el padre de la patria, el albanés Mehmet Alí expulsó a Napoleón de Egipto en 1803, la población egipcia comenzó una época de gran progreso en la agricultura, comercio, educación y producción nunca antes vista.

Después el país fue gobernado por su nieto y continuó la dinastía hasta el año 1952 cuando el ejército egipcio derrocó al rey Faruk culpándolo de llevar una vida de excesos (sin embargo, la pobreza de los egipcios nunca se ha comparado con la pobreza del resto de los países africanos de la zona).

Una vez derrocado el rey, tomó el poder el coronel Nasser, seguido de Anwar Sadat (que firmó la paz y abrió relaciones diplomáticas con su vecino Israel) y posteriormente Mubarack.

El país gozaba de empleo, paz y prosperidad, hasta que occidente metió sus narices nuevamente, utilizando las redes sociales para levantar a la población en contra de Mubarack,

El país se fue a elecciones populares (las primeras en su historia) y el ganador de éstas, Mursi, comenzó una serie de cambios que no fueron del agrado ni de la población ni de occidente.
El país se comenzó a inclinar hacia un gobierno religioso controlado por los Hermanos Musulmanes, creando leyes que llevarían al país al atraso total.

Al día de hoy y después de quitar a Mursi (solo duró un año la aventura democrática), el ejército nuevamente es quien gobierna el país (como en la época de Nasser, Sadat o Mubarack), pero con la diferencia que violencia en el país.

Felicidades occidente, lo hiciste de nuevo.

¿Y Siria?
Que occidente se meta en Siria es cometer el mismo error que los cuatro anteriores, pero en versión más complicada.

Aunque la familia Asad siempre ha causado problemas en la región (como invadir Líbano o matar al presidente libanés Hariri), quitar del poder a Bashar al.Asad (hijo de Hafez al-Asad el iniciador de la dictadura familiar en 1971) no servirá de nada si no se elimina a toda la familia.

El hermano menor de Bashar controla la Guardia Republicana (10,000 soldados alauitas de élite) y hasta un hermano del finado Hafez está metido en las decisiones del gobierno.
Así es. Este gobierno es un club familiar y Bashar es un simple títere de la familia.

Vamos ahora a suponer que se lograra eliminar a toda la familia e influencia de la familia Asad del poder.
Quienes subirían al poder serían los rebeldes, que luchan contra el ejército.

Los “rebeldes sirios” son grupos de diferentes orígenes que reciben armamento de occidente (especialmente francés y estadounidense), para luchar contra la “opresión”.

Y aunque dentro de los rebeldes hay población civil siria que lucha contra el ejército, hay sirios y extranjeros aliados con Al Qaeda.

El ala siria de Al Qaeda se conoce como “Estados Islámicos de Irak y Siria” y tiene ahora un gran apoyo popular. ¿A esos quieren en el gobierno y controlando las armas del país? No creo que occidente e Israel lo quieran.

Los rebeldes sirios dicen que las armas que les envíen no terminarán en manos de extremistas.
Bueno, la experiencia nos dice que ya ocurrió en Libia, así que no hay porque creerles a éstos.

Entre los rebeldes también están los integrantes del Ejército Libre Sirio, formado por soldados desertores del ejército oficial.

También hay milicias locales no controladas por nadie, aunque una organización recién formada (el Consejo Militar Supremo) trata de unificar a todos los grupos.

Tal vez sea posible unificarlos, pues tienen un objetivo común: Asad. Pero ¿qué pasará cuando todos estén en el poder? La respuesta es obvia. La violencia se desatará y con un plus. Todos estarán bien armados (si, por occidente).

Algunos dirán que es cuestión de ponerse de acuerdo y listo.
De nuevo, la experiencia en Irak, entre chiitas y sunitas nos dice que esto no es posible, especialmente si tomamos en cuenta que gran parte de los rebeldes lucha por cuestiones religiosas.

La mayoría de los rebeldes son musulmanes sunitas que luchan contra los alauitas (la secta gobernante), que están asociados a los chiitas.
Irán (chiita) ayuda al gobierno sirio, mientras Arabia Saudita (sunita) ayuda a los rebeldes.

Para complicar aún más las cosas, el Hezbolah (iraní), que está asentado al sur de Líbano y que su único deseo es exterminar a Israel (vecino de Siria y Líbano) apoya al gobierno sirio, por lo tanto, los rebeldes tienen en éste grupo otro frente de combate.

Grupos sunitas de diversos países de oriente medio ayudan a los rebeldes con armas, pero también con gente. ¿Qué pasará con toda esta gente (que son miles) si los rebeldes toman el poder? No se van a ir con las manos vacías y lo más probable es que vendan las armas a grupos violentos de la región.

Armar grupos extremistas o inclusive grupos civiles que luchan contra el tirano no es buena idea.
La experiencia nos la enseñó Afganistán.

Estados Unidos dice que debe atacar Siria, porque Asad utilizó armas químicas contra la población.
De nuevo, la experiencia en Irak nos dice que lo más probable es que esto sea un montaje occidental.

Dejar en manos civiles armadas el destino de un país no es buena idea.
La experiencia nos lo enseñó en Libia.

Por crudo que parezca esto, la única solución a este conflicto es que occidente deje de meter la nariz y enviar armas a los rebeldes en Siria y que el gobierno ponga orden (si, con más sangre) con ayuda de Rusia para que se restituya el gobierno.

Si la población de occidente cree que Siria será, después de Asad, un paraíso democrático con sus Starbucks y WalMarts significa que no ha aprendido un carajo en todo este tiempo, pues está demasiado distraída con su iPad y su Facebook.

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