El ex presidente Manuel Zelaya, que desde hace cuatro meses está refugiado en la embajada brasileña en Honduras, saldrá del país el 27 de enero a la República Dominicana y según se dice, después establecerá su residencia temporal en México.
Actualmente ni Chávez ni Raúl Castro le prestan atención a Zelaya. Su momento pasó y ahora está saliendo de la escena mundial por la puerta de atrás.
Claro que en México tenemos todo un muestrario de personajes patéticos que estarán fascinados de tener a Zelaya aquí.
Manuel López Obrador es uno de ellos y seguro utilizará a Zelaya para aparecer de nuevo en la escena política nacional y porqué no, en la internacional también, como el padrino izquierdista que ayudará a Zelaya a regresar a su tierra sin riesgo de que lo metan al bote.
La izquierda mexicana tiene la costumbre de dar cobijo a delincuentes internacionales (legalmente Zelaya lo es en su país), como a la estudiante Lucía Morett, (que tiene órdenes de aprehensión en Colombia y Ecuador) que realizaba “estudios” en un campo de terroristas de las FARC en Ecuador y que compró el boleto de ida a este campo en Ticket Máster.
En tiempos de Echeverría México daba cobijo a toda la escoria izquierdista que huía de Centro y Sudamérica.
Zelaya saldrá del país con todo y sombrero gracias a un salvoconducto que el presidente electo Porfirio Lobo le dio, sin embargo este salvoconducto no librará a Zelaya de las responsabilidades penales por las acusaciones en su contra por cuatro delitos: traición a la patria, abuso de autoridad, atentar contra la forma democrática de gobierno y usurpar funciones públicas.
Todo un estuche de monerías el señor Zelaya.
23 de Enero, 2010