La antigua costumbre de comprar opinión pública favorable al incremento en el presupuesto militar o de tropas en algún frente de guerra sigue vigente en Estados Unidos.
Su promotor más exitoso en los últimos años es Osama Bin Laden quien le quitó el puesto a Hussein, que antes era el número uno hasta que invadieron el país, tomaron los pozos y cuando no lo necesitaron más lo borraron del mapa dejando que los chiitas se la cobraran por mano propia.
Aunque las supuestas amenazas que lanzó Bin Laden en los últimos días se refieren a que seguirán los ataques contra Estados Unidos mientras éste país continúe con su apoyo a Israel y a la opresión al pueblo palestino el gobierno estadounidense incrementará sus tropas y equipo en Afganistán, país en el cual tiene una fuerte influencia, no solo militar, sino en el mismo gobierno al asegurar la permanencia del presidente Karzai en unas elecciones manchadas con fuertes rumores de fraude electoral (se fueron a dos vueltas ante la presión de grupos opositores al gobierno).
Con este tipo de marketing de guerra, Estados Unidos (con George Bush padre en la presidencia) se hizo, junto a Gran Bretaña, de todo el norte de Irak en 1992 (en la llamada Tormenta del Desierto) fortaleciendo al pueblo Kurdo, antes oprimido por Saddam Hussein y ahora de gran influencia en Irak y preparando la gran invasión que George Bush Jr llevó a cabo para quedarse con los recursos petroleros de esta nación.
24 de Enero, 2010
